Digámonos verdades, dejemonos las cosas claras. Contigo escogí ir a la locura, saltando de un acantilado cuya bajada era emocionante, la excitación crecía a cada momento, pero nos fallamos y eso hizo que rápido se acabase. No lo voy a negar porque sería mentirme a mi misma, te quise como nadie, y aun a día de hoy te echo de menos, en parte a ti, con tus locuras, de las que ahora hablaré y en parte de como me hacías sentir.
A ti, con todo y con más, no te puedo odiar por muchas oídas que me lleguen porque sé que pasaran los años y tú me habrás marcado dejandome tan confundida que me niego a buscar algo más porque sé que igual que contigo con otros, echo de menos que en vez de ponerme un '¿qué tal el día?' me plantes un chiste malo y lastimablemente me ría, porque tú siempre supiste como tratarme, jugar con tu pelo a la barbie peinados hasta que me mandabas a la mierda, con toda la razón del mundo. A tu sonrisa, a como te repasabas los dientes cuando te quitaron los braquets pero sobretodo tu presencia, tu forma de ponerme nerviosa cuando me veías aparecer sin decir nada y tus abrazos, eso es lo que más echo de menos, porque sentía que los problemas decían un hasta luego y luego me secabas la lágrimas, los besos en la frente...
A tu forma de hacerme sentir porque me conociste como nadie, sabiendo como actuar en cada momento, apoyándome en los silencios, abrazándome en los llantos y apaciguando mis miedos. Fuiste la calma constante sobre mis puntos más débiles, la luz más deseada en el momento preciso y sobretodo me enamoré de tus promesas, la mayoría falsas sí pero no lo juzgo (hay imposibles aún en el mundo), a la de ser amigos me remito, cuando aún no sé nada de ti y te deseo lo mejor pequeña debilidad.
Me lo hubieses puesto más fácil dejándome odiarte pero tuviste que complicarlo dejando el poco a poco bien alto, y aun espero que al menos una promesa sea real.
Atentamente:
El monstruo de debajo de tu cama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario