Mi lista de blogs

jueves, 29 de diciembre de 2016

Me vuelvo pequeña

Estoy sentada en la ventana echando el último piti del día,
me pongo las gafas para ver con precisión las estrellas
y poder tomar la segunda a la derecha.
El frío cala mis huesos cuando me llego por el 1001,
tirando la colilla al suelo
aferrandome a mi sudadera azul y a sus recuerdos.

Entro jugando con el mechero,
pensando en como Forest conseguía tomarse la vida,
tan a pecho y tan a risa a la vez,
queriendo ser parte de mis sueños y no monstruo sin argumento.
 Me repito que ya vendrán tiempos mejores...
'o si no los inventamos' responde mi cabeza
sabiendo que mi corazón está incrédulo,

Entra  un whatsapp en la pantalla de mi móvil
pero me da miedo mirar, que sea él,
confirmando mis miedos más sospechados:
'mañana no estará aquí',
y corro como no lo he hecho nunca
dejando atrás pasado, presente y futuro,
recorriendo las calles en las que me críe
y lloré pensando que flotaría.

Las piernas me flaquean, ni siquiera distingo un árbol de una farola,
pero ya llego, entró sin parar a preguntar dónde está
y grito al ver que he llegado tarde,  que ya ni el mañana tapara esta noche incierta.
Marco el primer número que se me pasa por la cabeza,
y tras el tercer 'bip' una voz adormilada me contesta y grito,
grito que se ha ido y no he podido pararle,
pero él no entiende nada y yo me voy haciendo pequeña con cada lágrima.

viernes, 23 de diciembre de 2016

Deadlock

Evito los '¿qué tal?' como si de balas se tratasen,
sólo oírlos ya duelen, raspan y marcan.
Consumo hierbas que consigan que me tranquilice,
para poder respoder mientras fingo un simple bien.
Cargo mi pistola con indiferencia,
sin darme cuenta de que me quedaré sola.
Camino arrastrando los pies
para borrar las marcas que dejan (en) mis miñecas,
sabiendo que lo que cura es abandonar los miedos.

Y sonrío como si no hubiese mañana,
pensando que ojalá así fuese,
quedando rodeada por la nada,
sin sueños ni esperanzas,
simplemente vacía, como un mar en calma;
sintiendo que soy Áterix sin Obelix,
sin poción mágica que me haga fuerte.

Así que decido apagar la vela.
Para calmar los miedos,
para odiar los males,
para perderme y encontrarme,
y escribiré cartas para que alguien
consiga rescatar algún pedazo de lo que fui.

martes, 20 de diciembre de 2016

Roma.

Llámame cuando te sientas solo,
tomame de la mano para seguir el camino,
que a veces es muy duro, y nada maduro,
grítame al oído si hace falta, para que veas que estoy aquí.
Abrazame, que el invierno es frío y la lluvia moja y rompe,
                                                                                (eso que contruimos un día)
escuchame al decirte que te quiero, en lo bueno y en lo malo,
sonríeme cada mañana como si todo fuese bien.


Enseñame, a ver el mundo como tú lo ves, colorido y no frío,
mírame hacer lo que nos gusta, aunque ni siquiera destaquemos,
conjugame todos los verbos de esas frases que por miedo no dijiste.
Confiesame que sólo pides que la vida les vaya bien a los tuyos,
prometiéndome que te levantarás hasta un Martes 13, lleno de mala suerte,
insistiéndome en que la vida nos devolverá lo que perdimos.

Hazme entender, que los cambios no implican perder,
cuéntame una vez tras otra por qué soy tan cabezota, si
entreteniéndome no paro de darle vueltas a las cosas.
Cantame de todo, con gallos y fallos
demostrándome que siempre serás tú, único e incomparable,
sintiendome aplaudir al final de cada canción.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Londres.

Encontré tu carta bajo mi almohada,
esa que antes era cómplice
de tu risa, de tus idas y venidas,
comienza aclarando nuestro
poco a poco, y la sístole se me dispara.

El sobre arrugado,
descansa donde antes te sentabas,
como queriendo significar algo,
en la pared sólo observo nuestras fotos,
tu sonrisa a media dentadura
y lo feliz que me hacías.

Escucho tu voz, en cada palabra,
cada sílaba y respiración cortada.
Recuerdo que a veces, hasta me sentía 'guapa'
de lo cabezota que llegabas a ser,
y de tus abrazos sin por qué.

En algún momento, comprendí
que ni por ti ni por mí,
no era momento ni lugar,
y no nos supimos tratar.

Entenderé que no me hables
cuando nos encontremos,
cuando nuestras miradas se crucen
entre la muchedumbre
y ella me delate,
diciendo que aún te quiero.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Boceto.

No sé por qué ha vuelto,
el monstruo acecha
debajo de la cama
y me impide dormir.

Espera que me duerma,
sin saber que soy
precavida,
astuta,
y puede que ingenua;
oígo pasos,
contración de sístole,
pausa de diástole,
cada vez más cerca.

Me incorporo, lentamente,
en busca de ayuda
aunque en vano
al sentir su peso sobre mí.

Quiere que me sienta bien,
pero yo sólo quiero pedir auxilio,
quiere que sonría,
y me está matando a soplidos.

Repite el número 34,
una vez tras otra,
sé de que me habla,
así que acabo rindiendome,
y mañana volveré a luchar.

lunes, 5 de diciembre de 2016

Huida

Ingirió, una a una,
todas las palabras
que la habían hecho daño.
Este y otro frasco
aún entero de veneno,
de odio hacia si misma.

Paró un momento
con la entrada de un mensaje,
ponía que parase
antes de que acabara mal,
antes de que no hubiese vuelta atrás.

Se dió la vuelta
y comenzó a temblar,
al segundo trago
de veneno no pudo más.
Se arrepintió como
quién rompe un vaso
en las cenas de navidad.

Sonó un golpe,
alguien gritó
pero no hubo respuesta.
Ojos ausentes,
falta de calor
y color,
aún había respiración.

domingo, 4 de diciembre de 2016

Catástrofe

Lenta, perocatastróficamente,
tus ojos y los míos
volverán a encontrarse,
a elegirse
entre un millón
de miradas pérdidas,
de vasos vacíos,
y de silencios a gritos.

Nos prometeremos un poco
a poco sabiendo que el mañana,
llegará para aumentar lo miedos.
La incertidumbre,
rápida y ágil
tomará nuestra mente
como rehén y quién sabe...

Quién sabe si mañana,
cuando te vea abrazado
a otra, será por el frío,
quizás la nostalgia,
mi corazón no entenderá,
que te hayas ido.

Susurraré hasta quedarme sin voz,
lo que te quise, y te querré,
olvidando el presente,
y cerrándome la puerta en la cara
con la duda del mañana.