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miércoles, 24 de enero de 2018

Planes perfectos.

Y sin embargo, a pesar de intentar planes perfectos
se nos olvida lo bonito que es acabar tirados en un banco:
risas, mimos, piques y algún que otro beso.
Hablar de música o de cualquier otro tema
sin salirte de la conversación,
buscarse entre tanta gente
quizás la casualidad de coincidir
                                                                 [entre tanto tiempo y  tanto espacio].
Sonreirmos debajo del abrigo
y aún así busques mi boca para besarla,
subir a un banco y besar tu frente
mientras vacilas con cogerme.
Abrazarnos después de un beso
y acabar por no querer soltarte
porque quizás te siento hogar.
Ganarte en la primera partida, picarte,
que la siguiente la ganes tú, picarme,
y quedarnos con la duda del desempate.
Acariciar tu pelo
mientras cierras los ojos
y yo no los quito de tí.
Sonreir(nos) callados,
llenarnos de ganas,
ganarnos el tiempo.
Hablarnos con gestos
terminando la frase,
¿conexión de alta tensión?
Que alejes todos mis miedos
ya vengan de una película
o del runrun de mi cabeza.
Conocer algo nuevo cada día
quizás un pequeño chantaje pa' ti
o un gran misterio de mi.



sábado, 6 de enero de 2018

Buen paje.

Hoy es el día en el que más he notado tu falta, en el árbol no había ningún regalo con tu nombre, no tenía que ir corriendo a verte sólo por ver la sonrisa que se te ponía aún ni acordándote del día que era. Hoy no te he dado la colonia de todos los años como buen paje, hoy no he recibido los juguetes que pedías para mi porque  'niñas tan buenas como la mía no las hay, y no es porque sea su abuela', o el cambio a billetes para que me comprase un jersey bien gordito al empezar la adolescencia. No has tomado tu café con leche en la cafetería de la residencia mientras hablabas del abuelo con una sonrisa y lágrimas en los ojos, no me has ofrecido un cacho ni me has dicho que tenía la cara un poco más rellenita, siendo el mayor piropo para ti aunque no fuese lo ideal para mí. No has agarrado mi mano con ese temblor tan tuyo con el que siempre dijimos que robarías panderetas, no has pedido a Marisol que nos canté en el vestíbulo ni has aplaudido su brillante actuación.
He visto un ápice de tristeza en los ojos de papá, yo sé que llevaba tu nombre, aunque he visto reflejado al abuelo. He visto las ganas que tenía de comerte a besos nada más llegar y animarte a caminar un poco más a pesar de tu cabezonería, he fijado mi mirada en el que fue tu sitio en la mesa durante años y he deseado que volvieses a estar allí.
Has faltado aquí como otras veces faltaste ahí arriba para dar un beso al abuelo, calmar su temperamento bravío y teneros cerca el uno al otro. El mejor regalo hubiese sido un achuchón de los tuyos, con esos besos de los que tanto me he quejado y ahora tanto añoro.