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jueves, 31 de agosto de 2017

Tú me brillas en las manos.

, tu mirada y tu sonrisa. Las ciudades que forman tus (a)brazos, el brillo de mis ojos cuando me dice algo bonito, la mueca que hace tu mandíbula al verme girar la esquina y como se entrelazan nuestras manos al caminar. Las películas que acaban sin verse porque preferimos vernos el uno al otro, las risas que nos echamos sin ni siquiera decir nada y las palabras que nos gritamos en apenas una sola mirada.
Me vacilas, me pico, quizás sonrío y te sigo el juego. Me besas como remedio, te muerdo el labio como costancia mientras acaricio tu nuca. Huelo a hogar cuando vuelvo a casa de estar contigo, a veces me dejo la ropa puesta un rato más para sentirte cerca. Me callas los miedos, aunque quizás me crees dudas.
Brillas sin ser estrella, suenas sin ser canción, no necesitas magia. Sé que puedo cerrar mis ojos, tapar mis oídos y dejar que hagas alguno de tus trucos. Quizás algún día veamos la lluvia de estrellas y nos hagamos cosquillitas en la espalda, o nos pasemos tardes entre sábanas con tanta siesta. ¿Brillaremos juntos algún día?
En cada rincón, de cada esquina, de todos los momentos que vivimos y quizás viviremos, se esconderán las ganas que nos sobraban y en otros las que nos faltaron. El elegido será el de nuestra foto preferida, o nuestra carcajada más sonora. En el que perdimos casi todo, pero nunca las ganas.
Las ganas de volver a verte o quizás las de verte volver, al mismo sitio. Una pena no poder escoger el mismo instante y entrar en bucle los dos, como en toda buena canción y todo buen abrazo. Las miradas a ciegas, como las de aquel que ocultó sus ojos al mundo por miedo a seguir viendo el caos. Las palabras a las que diste sentido, haciendo que se volviesen actos. Porque quizás sólo un acto de amor verdadero pueda salvarnos.
Manos vacías si no escribo los versos sobre tu espalda, manos desnudas si las tuyas no las abrazan. Versos entre bromas, caricias y más de una tontería, sin ser canción podemos hacer poesía decías. No hace falta ser una oscura golondrina para volver tan de vez en cuando, cuanto tantas veces, escogiendo el cómo de otras tantas veces.

domingo, 13 de agosto de 2017

Lo real siempre vuelve.

Lo medimos todo en tiempo, sin darnos cuenta que lo que importan son los momentos, las miradas, las pausas a destiempo, las sonrisas detrás de las que nos escondemos, los compases bailados, las melodías recitadas y las carcajadas sonoras. Hasta esas arrugas que se forman en la frente, no por el paso de los años, sino por el paso de las risas.

Real el vuelo de los pájaros cuando llega el cambio de estación y deciden migrar, como migramos nosotros de un lugar a otro, siempre mochila al hombro y ganas puestas en forma de sonrisa. Reales las ganas de encontrarnos para comernos a miradas, dando paso a los besos inmersos en un viaje que no quieren que termine jamás.

'Siempre volveríamos al lugar donde fuimos felices', y es que tus brazos siempre fueron el lugar perfecto en los días grises, pero aún más en esos días en los que me entran ganas de perderme. Cálidos en invierno, tiernos en primavera, refugio en verano y dulces en otoño. Sonreí a tu pecho tantas veces, otras tantas plañí sobre él.

'Vuelve a casa vuelve, vuelve a tu hogar.' Vuelve a los compases binarios, a los cada tres por cuatro, a pasar las tardes de cervezas, a las risas a medias, a las cosquillas para que se vuelvan enteras, a los amigos de siempre, a las ganas de perderse y al 'déjate ayudar' para poder encontrarte. Vuelve a abrir la puerta, aún sabiendo que te volveremos a ver partir.

viernes, 11 de agosto de 2017

H o g a r.

Ha llegado el día, de sentirse en casa aún estando a kilómetros. De coger un tren a ninguna parte y llenar la maleta de recuerdos. Haremos parte del viaje en el coche de San Fernando, porque "caminante no hay camino, se hace camino al andar" y yo tengo ganas de descubrir el mío. Echaremos de menos lo que un día echamos de más, para volver a abrazarlo con ganas.

Observaremos el paisaje, deteniéndonos en los pequeños detalles. Miraremos el horizonte, buscando el camino a casa. Casos perdidos quedan en el olvido de quién nunca llego a comprenderlos. Comprendí miradas confusas, sumergidas en el caos. Sumergiremos nuestras penas en alguna copa de ron, y en muchos abrazos por la espalda.

Ganaremos sonrisas a ciegas, si nos atrevemos a lanzar la moneda. Veremos sus dos caras a la vez si recurrimos a ese toque de astucia que nos hace ingenuos a la vez. Tocaremos el frío agua del cantábrico, y sentiremos las rocas de sus montañas. Gritaré a viva voz si llegamos a la cima, nuestra palabra en clave, clavando mi mirada en la tuya. Haremos fotos dejando costancia, haremos risas que nos guardaremos como secretos.

Abriremos unas puertas, saliendo por ventanas apoyándonos en los otros. Correremos desnudos por la playa, hasta que el mar tape nuestra desnudez. Planearemos las mil y una aventuras, trazando la ruta para siempre volver. Agarraré tu mano si tengo miedo, y la soltarás dándome alas pa' volar. Añoraremos lo que dejamos atrás, atrasando el tiempo de partir hacia otro destino más.

Reíremos cada noche, como cada día. Soltaremos versos entre besos, sin llegar a ser poesía. Veremos nuestro reflejo en aquella laguna brillar. Brillarán las estrellas en el cielo al vernos bailar. Resistiré el frío y el calor, para poder volver con mi hogar. Hogar, quién camina a mi lado, quién construye mi sonrisa, quién frena mis tormentas, quién te besa o te abraza cada tres por cuatro haciéndolo especial. Especialidades enteras de complementos imperfectos.

jueves, 10 de agosto de 2017

Primeras veces.

La primera vez que agarraron tu mano, sintiendo la presión pero sin dolor.
Como te sentiste al ir caminando por aquel paseo, en el que su brazo rodeó tu hombro.
Aquella canción que hicistéis vuestra de tanto cantarla.
Su forma de agarrarte el culo la primera vez que os besastéis, e incluso la última al agarrar su cuello.
La forma en la que convirtió hogar con el más mínimo sentimiento, levantando tu cuerpo de cada cuneta.
Cuando te diste cuenta de que la edad es una escusa para quien quiere, dejando sentir al corazón.
Sentimientos confusos cuando se acercó a tu oído y susurró que si estabas preparada.
Sonrisas al desnudo, desnudos los cuerpos de ambos, ambos sonriendo a destiempo.
Quizás por los besos en el cuello, o las caricias en la espalda.
Entre broma y broma, algún beso que demuestre, entre verso y beso  alguna que otra verdad.
Deciros que os queréis bien, más que mucho, pero sobretodo demostrarlo.
Callar miedos, temiendo vuestro caos.