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lunes, 5 de septiembre de 2016

La chica que no dejaba de llorar.

Érase una vez, por empezar a contar una historia de una manera muy típica, pero de esta historia nadie sabe el final. Había una vez una niña, bueno ya algo más crecidita que un día comenzo a llorar, nadie sabía el por qué y todos le preguntaban para calmarle pero ella nunca respondía. Un tiempo más tarde decidieron llevarle a un médico especialista en que los niños dejasen de llorar y este también le preguntó '¿qué le pasa a alguien del que todo el mundo se preocupa?', la niña al oír por fin la pregunta formulada de otra manera se dió cuenta de que por tener miedo a espresar sus sentimientos calló y el daño se fue multiplicando, entonces le dijo al doctor que le contaría lo que le pasaba a cambio de que nadie se enterase jamás.

El hombre aceptó sin pensar y la niña comenzó a narrar: hace tiempo que me siento sola, temo elegir entre 1 y 2 por si al elegir uno me estoy equivocando y así es cuando estropeo todo pero no sé como luchar contra mis miedos. Siempre me han dicho que el que no arriesga no gana pero el problema es que una vez perdí y nadie confió más en mí, ahora cuando tengo que elegir cogo una moneda la tiro al aire y es en ese momento en el que comprendo que es lo que quiero hacer pero me convenzo a mi misma que lo contrario a lo que quiero es lo correcto. Ahora mismo me da igual lo que a mi me pase pero no lo que les pase a los demás, ellos son buenos, amables y se les ve tan bien cuando sonríen.


El médico respondió:'¿Tú no te sientes mejor cuando sonríes? ¿Has olvidado lo que es llorar de la risa o que te duela la tripa de tanto reír?'. Ella, pensativa no se dio cuenta que había parado de llorar y prosiguió su respuesta: 'No sé por qué lloro, pero sé que cuando los demás ríen algo en mi hace una pequeña mueca como si volviese a sonreír, no se me ha olvidado lo que usted me ha dicho, pero siento que cuando yo sonrío alguien deja de hacerlo y es no es justo', este asombrado con la respuesta de la joven cogió algo de su escritorio: 'Por favor, mírate tal y como estás ahora, has dejado de llorar, aún no sonríes pero solo por confíar un poco en tí, lo has hecho mucho más en los demás, al querer autoayudarte por ellos.' La muchacha incrédula comenzó: 'Es increíble que con solo hablar lo haya conseguido, usted me ha hecho confíar, en mí y en los demás, pero hay algo que aún necesito saber ¿qué debo hacer ahora para elegir las cosas bien?', y él contestó: ' Déjate guíar por tu corazón y sonríe porque otros son capaces de hacerlo también incluso en momentos de máxima tristeza, habla, ríe, quiere y dejate querer, son las cosas fundamentales que debes hacer'
                                                                                                                                    Atentamente:
                                                                                                                            El monstruo de denajo de tu cama.

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